La sonrisa de Michelle Dunaway en «Pintar el retrato al carbón».

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La simpática sonrisa de Michelle Dunaway acompañó a los participantes en el segundo día del taller de The Art of The Portrait, la convención anual de la Portrait Society of America, que celebra su 23ª edición.

El tema propuesto por la artista fue: «Pintar el retrato», un título elegido no por casualidad ya que su redacción, realizada con pinceles y brochas, acompañaba los gestos de Dunaway, en un retrato al carbón, como si estuviera trabajando en una pintura al óleo.

El tipo de carbón que se utilizó para la demostración fue predominantemente de fusión, carbón vegetal a veces espesado y extendido como una acuarela con agua añadida para oscurecerlo más, y carbón en lápiz muy suave, un 6B. 

El artista comenzó el retrato oscureciendo la hoja de papel de acuarela: a este respecto, reiteró la importancia de utilizar un papel adecuado para este método de dibujo, capaz de retener el carboncillo y definir su textura. 

Carbón vegetal que luego «levantó» poco a poco en un continuo «empujar y tirar hacia atrás» haciendo surgir las luces. Es muy fascinante pensar cómo este medio, el más antiguo y pobre del mundo, que se remonta a la época del descubrimiento del fuego y que antaño estaba relegado a un elemento complementario del dibujo, se considera hoy en día una técnica por derecho propio. 

Con el huso y el carbón comprimido -medio que el artista utiliza en un segundo momento y exclusivamente por sus dimensiones adecuadas para el trazado de grandes pinceladas- Dunaway consigue perfilar las masas oscuras trabajando sobre trazos de luz creados con el pincel y el carbón en polvo, construyendo así el fondo y la tridimensionalidad del sujeto. 

Cuando extiende el polvo de carbón con la brocha grande, alterna trazos duros e incisivos con la brocha de la que retira el sobrante con el soplo y luego procede. 

El carboncillo, aunque sucio y a veces difícil de manejar, ofrece una gran eficacia en la representación del retrato, sobre todo en el fondo, que no se deja para la fase inicial sino que procede a la evolución del rostro y su anatomía a través de las luces, las sombras y los claroscuros obtenidos también gracias al uso de la goma, ofreciendo así una gran vibración en la composición de la obra.

Al relatar el proceso de construcción, Dunaway sostiene que es fundamental «considerar la anatomía como las notas de un piano: no es necesario sabérselas de memoria, sino ser capaz de identificarlas, porque «no hay edad o sexo que prescinda de la anatomía». 

Así evitaremos que la negatividad y el desánimo nos invadan, por lo que sugiere no dejarse paralizar por lo que no sabemos: «Cree en tu poder de observación», dice la artista. «Cuando la amargura se apodera de uno, hay que salir al aire libre e inspirarse en la naturaleza recordando lo que nos inspiró a ser artistas», un concepto que Dunaway reiteró varias veces a lo largo del día.

Inevitable referencia a su mentor, el gran artista Richard Schmid, fallecido hace dos semanas, del que recordó una frase recurrente: «cuando observas algo lo haces tuyo, lo aprendes y lo plasmas en tu obra».

Al hablar de Richard Schmid, Dunaway no puede contener la emoción al recordar su última entrevista con él, en compañía de su inseparable esposa Nancy, el año pasado con motivo de la 22ª convención de El Arte del Retrato. 

En este sentido, para rendir homenaje al gran artista estadounidense, habrá una retransmisión especial (reemisión) mañana a las 19:00 horas ET para los asistentes a la conferencia, que podrá verse en todo el mundo a las 16:30 horas ET en Facebook en la página de la Portrait Society of America. 

Recordando que hay que entrecerrar los ojos a distancia para centrarse en los valores del retrato a carboncillo, durante el taller se enseñaron otros conceptos fundamentales: la importancia del concepto de ritmo en el arte y el retrato -es decir, la forma en que una forma se cruza con otra- y el enfoque del artista, es decir, su elección de destacar una parte de la composición mientras equilibra el resto en armonía. 

«Especialmente el ritmo engaña muchas veces al artista, que cree que se ha equivocado de dibujo pero en realidad se equivoca de ritmo», dice Dunaway. 

El entusiasmo de los asistentes fue sincero no sólo porque disfrutaron de la conferencia de Michelle Dunaway, conocida y galardonada con innumerables premios.

Lo que despertó la emoción de los participantes fue el gesto del artista al manejar el carbón como si fuera óleo con su pincelada audaz, pero al mismo tiempo sensible a las emociones. El público también apreció su capacidad de comunicación durante la sesión de crítica, que todos los presentes consideraron fundamental, y le dieron las gracias de todo corazón. Un regalo que no hay que subestimar.

Mañana comienza la tercera jornada del taller con Alicia Ponzio. 

Dunaway portrait of H.Lyon

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(on the title: Michelle Dunaway and her final portrait)

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